lunes, 24 de diciembre de 2007

Jo jo jo jo!




A los que estuvieron siempre, fieles, silenciosos, cómplices...




A los que fallaron en el momento preciso, se cayeron y no fueron capaces de entender su error.




A los que partieron y espero con ansias de regreso.




A los que se han ido y no volverán.




A los que (sobre todo "las que") pasaron a formar parte de mi vida fundamental, la indispensable, la que no cambia pese a los dolores.




A los que llegaron... e invito a quedarse mucho tiempo.






... and a happy New Year!

sábado, 8 de diciembre de 2007


Hay categorías, las hay...


Están las amistades que se han forjado con los años. Esas que necesariamente has ido construyendo a punta de lágrimas (muchas), risas y anéctodas. Las que se ponen a prueba con el cotidiano y las peleas chicas... y las grandes también, cuando perdonas aunque te duela la guata y no puedas entender que quieras al amigo pese a las fallas.


Después, los amigos-hermanos. Esos con los que no necesitas explicar las cosas, ellos te descubren las angustias y los regocijos secretos sin que tengas que contarlos. Con ellos si que te peleas mucho, los mandas lejos y después vuelven cautos a ver si su lugar sigue intacto o requiere ingeniería mayor el reencuentro.


Los amigos de la vida. Los ves una vez al año y es como si se juntaran a almorzar cada jueves. Son ideales, no te sacan en cara que de cuando en vez desaparezcas, respetan tu espacio y tú el suyo. Los quieres tal y como son y te sorprendes y alegras con cada novedad que te cuentan. Un café bien conversado basta (nunca sobra) para sentirlos cerca.


Están por último los "amigos". Son del todo desaconsejables...."somos sólo amigos". Sóplame este ojo, ahora el otro!!! Si tienes uno huye, nada bueno sale de estas cosas ( dijo la abuelita recatada y sabia!)


Hombre + mujer= amistad???.... Ja, ja, ja, tema de largos, larguísimos piscoleos. Yo creo que se puede siempre y cuando se empiece la relación con la misma intención por ambas partes. El/la clásico/a que se acerca como amigo para buscar otra cosa es LEJOS el peor de los individuos ( miento, el peor es el pastel).


Amigo, que alegría tenerte cerca! En qué categoría entras? Se te ocurren otras?


P.d: No estba muerta, andaba.... estudiando!

lunes, 8 de octubre de 2007

Dulce embustera...



Pasó anoche, mientras trataba de conciliar el sueño que se me hace esquivo desde que me cambié a la calle de los plátanos orientales por excelencia y tengo que lidiar con la insoportable alergia a la primavera y sus derivados llenos de comezón, congestión, hinchazón....y todo aquello desagradable terminado en "ón".



Estaba mirando el techo de mi pieza, haciendo el amague de contar ovejas, cuando me di cuenta de lo que significaba realmente el "drama de la primavera" del que me hablaba el conserje de mi edificio hace unas semanas.





Paso a explicar...





Desde que Pepe Le Pu y su insoportable obsesión con el amor nos convencieron de que la estación de las flores debe ser sinónimo de paseos por plazas llenas, helados y películas lacrimógenas, han condenado a los solteros a hostigarse del sentimiento en cuanto aparecen los primeros rayos de sol. El sabio que cuida mi edificio lo entendía como una obligación impuesta por los cursis del mundo, una que no estaba dispuesto a acatar. ¡No tenía necesidad encontrar con quien compartir los atardeceres a la fuerza! Por lo demás, el amor estaba en invierno mucho más que en primavera ( frase textual: " Cuando más necesidad de abrigo tiene la gente, más fácil encuentra pareja." Lo dijo él!)





Después de una larga conversación llena de camadería y amistad llegamos con el bajito de gorra azul, manos regordetas y nariz aguileña a la conclusión de que nada ni nadie nos presionaría. Una vez sellado el trato con dos fumadas a su belmont rojo subí feliz a mi casa.

Desde hace unos días que mi nana sale a comprar pan bastante lejos, anda suspirosa y llega de cada salida con una flor...





Acuso traición.





Estoy en el café de la esquina, ese con mesones de madera y el suelo igual a un tablero de ajedrez. Vestido a rayas, clavel rojo en la solapa. Me siento como un personaje de novelita rosa más, hasta el pelo me ha acompañado esta vez y un tímido bucle cae por mi espalda. En la mesa de al lado dos pololos se dan la mano y se miran intensamente, parece que juegan al juego de quien pestañea primero, de otro modo no me explico que puedan sostener la mirada tanto rato...





Creo que estoy sonriendo...¿Será la maldita primavera?

martes, 11 de septiembre de 2007

Sucede en las películas... sucede en la vida real.


Esperaba punta en blanco a la llegada del metro . La fuente de ensaladas, inquieta sobre su falda, amenazaba con caerse si es que el movimiento incesante de sus pies continuaba haciéndola bailar.




No vio llegar de improviso el carro repleto. Sólo cuando estaba a punto de partir atinó a pararse, dando paso a la magistral cascada de apios y zanahorias hasta el piso negro suela, negro riel. La fuente tan preciada de la abuela, rota en 47 pedacitos muy pequeños.




" ¡Torpe!", pensó para sí. Agacharse a recoger las verduras, mitad avergonzada mitad distraida.




De pronto, junto a los tallos rebeldes, dos zapatos que se paran junto al despliegue verde-naranjo . Los ojos curiosos reclaman saber quién es el dueño... Sonrisa completa, manos cuidadas, ojos claros, voz profunda.




" ¿Te ayudo?", pregunta.


" Es apio ", responde.


" Y yo Ricardo ", y mientras lo dice, ya ha limpiado todo el desastre.


" Mrgfg..."


" Yo que tú, no me comería eso"


" Gracias...llegó el metro. Me subo... ¿ tú también?", alcanza a decir la niña antes de subirse al nuevo vagón. Ha notado que el individuo pronuncia las eses "bonito". Está frente a un español, guapo, caballero y... NO ES UN SUEÑO.




Una vez dejada en evidencia la completa falta de experiencia en "situaciones que suceden una sola vez y que te pueden cambiar el rumbo de la vida", la conversación dura 4 estaciones.




Tres chistes malos. Dos sonrisas tímidas. Un intercambio de celulares... una invitación a un café. (" Vamos cuando quieras, cualquier día es bueno para mi...si es que lo es para tí también". ¡ Lo que es saber elegir las palabra precisas, hombre!)


Tras reponerse del impacto inicial (no sabía bien si por la vergüenza del escándalo vegetal o lo inverosímil que sería relatar a sus amigas que un español aparecido de la nada con cara de comercial de dentrífico le había ayudado), debe bajarse del metro. Demora 6 minutos en darse cuenta de que se ha quedado mirando fijo como se aleja al máquina despacio con el galán de cuentos.

Mañana un café cargado con dos sacarinas y un poco de crema la espera. No habrá metros llenos de gente, apios o conversaciones cortadas.




Hay días en que se despierta con la buena estrella sobre uno.

lunes, 13 de agosto de 2007

Culpable placer...




Todos tenemos uno. Hoy, yo confieso el mío...

El otro día, hablando con un amigo, comentábamos lo divertido que era enterarse de los hobbies raros y la obsesiones poco decorosas de la gente. En esa ocasión, NN (guardo tu identidad, no temas) me contó del suyo, no sin antes explicarme que la teoría que sustentaba los raros vicios era simple: existen los placeres confesables y los que no lo son.


" ¿Inconfesables?", pregunté yo
" Claro. Un compadre que le gusten los matinales, duerma abrazo a una mantita o use cremas y menjunjes (qué linda palabra!)" contestó el entendido en rarezas.


Luego preguntó cual era el mío y yo, arriesgándome a ser objeto de burla, le respondí orgullosa de mi debilidad: las teleseries.


Todas, no importa -como diría la canción de misa- la raza ni el color de la piel, la cebolla picada finita me encanta.

Será por mi pasado colombo-venezolano o por la simple atracción a las desgracias amorosas y los crímenes pasionales, la cosa es que no hay mejor manera de encontrar que tus problemas son chicos que cuando los pones en contraste con las desventuras de Raúl Alejandro Felipe de Castellón Molina y Algañaría con Julieta Verónica Yamilis del Valle y Mónaco Sagrado. Sin dejar de lado la guagua perdida de ambos que finalmente termina siendo la hija de la protagonista... ¡pero con su papá!

En fin, ¿ve usted que las opciones son abundantes y no sabe cúal dramón elegir? ¡Permítame recomendarle uno! Un amor indomable. Alto! No arrugue la nariz antes de tiempo, bien vale la pena ver a la nueva revelación actoral del país,Kenita Larraín, en una de las más malas actuaciones jamás vistas.

Y tú? ¿Tienes algún placer culpable? El de mi amigo pertenecía a la categoría de los incontables..... el tuyo?


miércoles, 8 de agosto de 2007

Matemático




+ Cuando terminó de explicarle que el tiempo era relativo y la distancia un mito, y él estalló en un híbrido extraño de lágrimas y carcajadas.




- Ese abrazo. Sólo después de alejarse cayó en cuenta de que sería el último.




+ El último verano jugando a escapar...dejando pistas para que pudiera encontrarla.




- El minuto exacto en que se dio cuenta de que olía su pelo para grabarlo en su memoria en caso de que no volviera.




+ Las horas en silencio.




- La manía de llenar los espacios con palabras.



+


- El presente.



G.C.

lunes, 30 de julio de 2007

Julieta Venegas. Me voy.

Querido:

Dejo la comida lista, no tienes más que calentarla.
Tu camisa celeste está colgada. Estaba lista en la tintorería cuando pasé por el terno a rayas.
Al gato ya le di comida, no hay necesidad de rellenarle el plato hasta mañana.
La Jose sale tarde hoy. Después tiene ballet y un cumpleaños donde la Piti, pasa a buscarla tipo 8.
Pablito se volvió a sacar un rojo en matemáticas, lo reté y está castigado.
La lavadora se echó a perder, yo que tú la mando a arreglar luego.
No hay nada en la despensa, haz algo, mañana se les acaba la comida congelada.

¿Se me olvida algo? Ah, si! Se llama Samuel, es cubano. ¿Te acuerdas del jardín tan lindo de la vecina?... Ahora acuérdate del jardinero. Yo no dejo de acordarme nunca de tus largas reuniones de trabajo, de hasta 3 o 4 días; de esas que cuando te llamaba a la oficina me decían que ya te habías venido a la casa.

Julieta me ayudó a entenderlo. En la Corazón estaban tocando hoy su canción nueva ( adjunto copia de la letra, puede servirte)

Toña.

P.d: Asopao!!!...Te abandono, me voy, chao, adiós.

viernes, 13 de julio de 2007

miércoles, 20 de junio de 2007

Linda



Be real.
Sabes que la belleza se lleva dentro. No hay mayor atractivo que el que pasa desapercibido a simple vista.

¿Les cuento un secreto? Lo esencial es invisible a los ojos...

Y no, no es plagio! No me lo atribuyo...Lo dice alguien sabio, sapientísimo! Adivinas quién? ( No, tú no participas!)

No makeup, no mousse, no high-heels.

No tengo que repetírtelo, menos es más.

Probablemente ya conocen este video. A mi me encanta, no hay mejor terapia para los días de invierno en que es IMPOSIBLE sentirse linda. Disfruten.



http://www.youtube.com/watch?v=hibyAJOSW8U




(Pido perdón por lo huasa, por más que quise no pude ponerlo aquí mismo.)


Hombres del mundo, pronunciaros.


Pd. Pertenece usted al grupo que prefiere a las blondas siliconadas? No tema, aquí también (aunque no lo crea) será escuchado! ja, ja, ja.








viernes, 8 de junio de 2007

Cuento

Una mañana cualquiera.

Dos amantes descubiertos.

Tres balas certeras.

Cuatro hijos desde ahora huérfanos.

Cinco veces perdonada.

Seis pisos a pie hasta matarla.

Siete de julio que no vuelve.

Ocho de la noche en el bar de siempre.

Nueve whiskys que no acallan la conciencia.

Diez testigos de su salto al metro .

lunes, 4 de junio de 2007

Límite.




- No...





- ¿Ni cuando llegó al umbral?






- No...





- ¿Y cuando te escuchó llorar?





- Tampoco...





- Le habrá costado decidirse...




Última pelea. Hizo las maletas calmado, apagó la luz antes de dejar el cuarto. Dejó la puerta cerrada.

viernes, 25 de mayo de 2007

Forastero


Yo no era más que una niña sentada a orillas del río.

Con los pies colgando del puente, sumergidos en el agua helada, me entretenía recordando los vestidos pomposos de las elegantes mujeres que habían pasado frente a mí aquella mañana.
Apenas había salido el sol tibio de invierno cuando pasaron, una tras otra, con ese olorcillo sutil a talco y almidón que tienen las mujeres ricas. No eran muchas las que quedaban por aquellos días, la guerra todo lo había devastado, tanto las ciudades como los ánimos.

Se paseaban como pavos reales, inflados y coloridos mientras dura el aliento; luego, pasada la impresión inicial, quedaba a la vista simples mujeres caminando con su pena a cuestas. Habían perdido todo, hijos, maridos, hermanos y novios en la amarga guerra que no daba tregua. Sólo hoy comprendo que cuanto más difícil les resultaban sonreír y continuar viviendo, más urgente era para ellas.
Solía sentarme al borde del río, a un costado de la entrada del cuartel; allí esperaba por encargo de mamá al hombre que la guerra nos había alejado.

Menuda e insignificante como era en aquellos años, me pareció que no se percató de mi presencia al pasar por mi lado. Venía con expresión de novedad en la mirada, como la de un niño frente a algo por primera vez. De pronto, al ver las alamedas que saludaban a su paso al caminante, su cara cambió. Era como si en el fondo de los ojos asombrados una chispa de pertenencia se encendiera.
Llevaba mucho rato pescando piedras y empezaba a aburrirme de la espera estéril de algún mensajero con noticias de papá. Apareció entonces el caminante con su paso firme, los hombros altos, el cuerpo erguido, pero la mirada… la mirada mostraba un cansancio que agradecía estar de regreso a lo conocido.
Ví como entraba al cuartel y su semblante cambiaba al instante, fue como si no entendiera lo que tenía frente sí. El salón vacío, en la pared la lista con desaparecidos y muertos por todo adorno, nada de lo que recordaba de otras épocas.
Se acercó a la ventana y le pareció ver brillar los hermosos jardines del pasado, ahora convertidos en simple hierba. Sus ojos se turbaron frente a lo que vieron y, de pronto, el hombre imponente que parecía inquebrantable, dejó caer sus hombros bajo el peso inesperado de la sorpresa. Lloró.
Sólo entonces se dio cuenta de que no estaba solo. Me acerqué despacio para no asustarlo, la ilusión latiendo impaciente, había practicado ese momento mil veces en la imaginación.
- Vete, no conoces lo que busco.- musitó sin mirarme.
Me alejé callada, el recién llegado no sabía cuanto habían cambiado las cosas desde que había empezado la guerra.

Tampoco él supo conocer a quien buscaba cuando la tuvo frente a sí.

sábado, 19 de mayo de 2007

La impopular...

Ponerse el pijama de palo, irse pal patio de los callados, parar la chala...todos sinónimos para un tema muy poco popular en nuestros tiempos, la muerte. Y como tal, se evita. Y es que , ¿en qué reunión social, después del postre y con un cigarrillo en mano, los comensales comentan lo apabullante que resulta pensar en el destino final?
En una sociedad donde todo lo que huela, se vea u oiga mal es eliminado, o en el mejor de los casos, maquillado, nos hemos acostumbrado a no sentir el dolor. Para cada "problema" hay una solución. Los olores propios del cuerpo son tapados por desodorantes y perfumes. El dolor es apaciguado rápidamente por algún analgésico, ¡no vaya a ser cosa que sintamos incomodidad por un instante! ¿ Alguna parte de su cuerpo no le gusta? Simple, el bisturí todo lo arregla.
La muerte es, curiosamente, tabú. Irrisorio pensando que hemos pregonado con tanto orgullo que somos modernos, que no tenemos temas vedados, que hablamos de todo sin ruborizarnos. Con la muerte no sucede lo mismo. La hemos convertido en un espacio silencioso y solitario, uno en que nadie entra a cuestionarse, siendo que es el único en que, tarde o temprano, todos coincidiremos...

cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer
(Coplas por la muerte de su padre, Jorge Manrique)
Piénsalo, la vida se pasa rápido.






martes, 15 de mayo de 2007

Pastel


Se sentía un sex simbol. Tenía esa actitud de rock star falsa que a nadie convence. Llegar a un lugar, mirar a lo lejos como si buscara a alguien, saludar a distancia a algún amigo imaginario y luego caminar con paso seguro y arremeter contra la primera mujer que ve.
Tenía el tostado de quienes en invierno esquían y en verano van al balneario de moda, pero que jamás dejan de estar bronceados. El pelo con la clásica “pichanguera” de moda y la sonrisa perfecta que demostraba años de adolescencia bajo el yugo de los frenillos.
Llegaba lunes a lunes, se sentaba mi lado y ponía su mochila ocupando la mitad de mi espacio. Abría el bolso, sacaba el celular y marcaba cualquier número. “¡Hola, viejo perro! ¿Cómo anda compadre?... Bien, bien, acá ocupado, la ingeniería que me quita ene tiempo, y la liga… si, si vamos primeros… ¿el fin de semana?, si, bien, el carrete no más que me tiene destruido… ya compadre, ¡chau!” Y así, semana a semana, el rito se repetía; entrar raudo, saludar a dos o tres rubias delgadas, tratar de impresionar con el celular y sus historias inventadas y sentarse-echarse en la silla de al lado mío.
Hasta el lunes pasado, que después de cuatro meses de no hablarme se vio obligado a entablar diálogo. Tras hacer la rutina completa, se paró a buscar un apunte de la clase del día y, tras percatarse de que se habían terminado, volvió a su asiento : “¡Hola! Eee...perdona, eee… los apuntes…podí leer conmigo, porfa. Es que igual, tu cachai po, yo soy el ayudante, y aunque ya sé toda esta materia de memoria, por que es el segundo año que soy el ayudante, prefiero estar con los alumnos en la clases, para que después no digan que uno no se interesa por ellos” me dijo, mientras coronaba, su impecable “introducción al galán, parte 1”, con una de esas sonrisas practicadas en el espejo tantas veces que ya son premeditadas por completo.
Había parecido un tipo perfectamente atractivo a los cánones de las rubias que saludaba en intervalos de tres o cuatro minutos al entrar, hasta que abrió su boca torpemente y terminó por constatar la teoría que elucubraba hace ya algún tiempo; no existe peor pastel que el que se esmera por no parecerlo, valiéndose de técnicas tan burdas como ufanarse de ser el ayudante, nombrar la liga de fútbol o la carrera, todo para impresionar. ¡Tan seguros los pobres que la actitud de patrón de fundo es la que los hará más atractivos!…o menos patéticos.
“¿Cómo me dijiste que te llamabas?” preguntó. “No te he dicho”, respondí. Mientras las blondas pululaba alrededor del personaje en cuestión, el galancete criollo esperaba que yo respondiera algo amable, le regalara una sonrisa o le hiciera la misma pregunta… el silencio es la mejor respuesta a veces.
La segunda hora fue bastante más amena, la materia requería bastante análisis, así es que mi compañero de banco de quedó dormido.
Al terminar la sesión, y cuando ya empezaba a oscurecer, tomé mi mochila y me preparé para irme a mi casa, feliz de irme sola en la micro vacía. Un molesto ruido perturbó mi marcha hacia el paradero; era un grupo de niñas vestidas iguales que reía con fingido entusiasmo, el fan club de mi nuevo “amigo”, que lideraba la marcha hacia un auto de grandes proporciones. Se subieron todos juntos, las reservadas féminas y el musculoso chico. En seguida se prendió la radio del vehículo a todo volumen, los vidrios bajaron y el humo de un cigarro salió por la ventana. El motor se puso en marcha y, sin necesidad de todo el estruendo que hizo, el auto retrocedió ferozmente, dejando a todos quien estábamos cerca cubiertos de polvo de pies a cabeza. Los 2 auxiliares, el profesor que esperaba micro y yo nos miramos en silecio...
Definitivamente, hay pasteles que no pasan desapercibidos.

sábado, 12 de mayo de 2007


Llega temprano, jamás se le ha visto atrasado. Entra raudo, el trabajo no puede esperar.

Como siempre, impecable. Traje italiano de corte perfecto, zapatos brillantes, ni un pelo fuera de su lugar. La argolla brillando en las manos cuidadas.

No saluda a nadie al pasar, se limita a sonreír manteniendo fija la mirada hacia adelante.

Pide el primero de la mañana. " Ana María, un cafecito, por favor". Entonces, empieza la rutina; dos de café, una sacarina, el agua bien hirviendo. Una galletita nunca está de más.


La angustia crece con cada paso que doy. Voy pasando entre los escritorios de mis compañeras, las murmuraciones se suceden. Algunas miran con pena, como si quisieran evitarme el trance; otras, con odio, quisieran estar en mi lugar, ¡ y yo que daría por poder cedérselos! Los compañeros son más evidentes, la lujuria que sale de sus ojos es prácticamente palpable, conocen la rutina, y por eso no ha faltado el que ha querido hacérmelo saber en la fotocopiadora entre susurros. Cada mañana, cada tarde... cada noche, los cafecitos para el jefe se repiten.

Ya estoy frente a la puerta, siento que me fatigo, las piernas me tiritan, las manos me sudan, los ojos están nublados. Pienso en Carlos, en los niños, en la casa que nos vamos a comprar a fin de año. Ha sido el sueño de nuestras vidas, incluso desde que pololeábamos, la casa propia... qué fácil sería que todo se viniera abajo ahora.

Toco la puerta despacito, ojalá no me escuchara y yo pudiera devolverme; regresar, sentarme en mi en mi escritorio y respirar profundo, sintiendo que por esta vez, el café se heló...

Me escuchó, aclara su garganta y oigo: "Adelante, Ana". Abro la puerta, quiero llorar. Me asomo apenas, siento desfallecer. Me hace una seña con la mano, quiero correr.

Habla por teléfono con su señora, una mujer extraorinaria, siempre nos ha regalado la ropa que le queda chica a sus niños. Ella ha puesto el pie para la casa con que soñamos, su marido... el resto.

Alcanzo a ver las fotos de sus hijos sobre el escritorio, el menor en su primer día de clases, la mayor con la madre en Europa.

Ya estoy dentro, la puerta que se cierra tras de mí.

Dos de café, una sacarina, el agua bien hirviendo.